Del 28 de febrero al 2 de marzo, la casa de espiritualidad Emaús de Pozuelo acogió el encuentro nacional de Familia Oblata del territorio español que, como cada año, reúne a consagrados, consagradas y laicos de todas las comunidades de España en un fin de semana de formación, convivencia y alegría.

El tema que ha presidido el encuentro ha sido «la oración como tiempo de preparación para vivir el Jubileo». El superior provincial, P. Javier Montero Infantes, compartió una charla sobre la importancia y el sentido de la oración. ¿Por qué orar? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo prepararse? ¿Cómo rezaba San Eugenio?

«Rezar no sólo te transforma a ti», dijo el P. Javier, «sino también el contexto en el que vives y te llena de esperanza. La oración es como una puerta que se abre a la presencia del Señor en ti y hace crecer en ti la esperanza. Es un encuentro entre tu corazón y el corazón del Señor. No es un método sino un medio, un encuentro entre un corazón y otro corazón, que a veces ni siquiera necesitan decirse nada. Orar no es repetir palabras, sino un diálogo con el Creador. Parte del corazón humano para llegar al corazón de Dios y a su misericordia».

Las palabras del P. Javier se tradujeron después en un momento de oración guiada ante el Santísimo Sacramento, con el método utilizado por San Eugenio, aprendido durante sus años de seminario en San Sulpicio.

Dice Lily de Málaga: «Me he sentido en este encuentro rodeada de paz y en familia. He sentido en muchos momentos una especial conexión con Dios. En un mundo en el que a veces es difícil conectar con Él o con alguien, en constante movimiento y prisas, Dios siempre tiende su mano y espera que nos agarremos a Él. Es fácil hacerlo todos a una, aunque, por separado, es todo un desafío, pero siempre habrá una canción, unas palabras, una sonrisa, un consejo, una oración, un gesto… a través del que Él hablará tan alto y claro a nuestros corazones que el ruido del mundo se volverá silencio; se volverá nada… un silencio lleno de amor. Gracias por hacer silencio en mí y seguir tendiéndome tu mano sin cansarte».

Un largo momento del encuentro se dedicó a una peregrinación simbólica en busca de los signos de esperanza en los diferentes contextos misioneros «lejanos pero cercanos» a nosotros, escuchando testimonios de Perú, Venezuela, Ucrania, Senegal, Sahara Occidental, de los proyectos de la Procura de las Misiones y del proyecto Lázaro de la parroquia de Aluche.

«El encuentro de familia Oblata ha sido un regalo para mi en este comienzo del Jubileo» dice Cristina de las COMI. «Recordar que Jesús ora por nosotros y con nosotros, nos hace sus testigos y nos reúne en comunidad apostólica es una gracia muy grande. Juntos caminamos en esperanza».

Por último, los momentos de compartir y de juego hicieron de estos días un verdadero momento de familia, en la sencillez y la belleza de la fraternidad gozosa.

Jean Maurice, de la comunidad de Málaga, comentó al final del encuentro: «Cierto han sido pocos días, pero la experiencia fue muy bonita y enriquecedora a la vez. Merecía la pena de verdad. Creo firmemente que este modo de encuentro de la Familia Oblata es una maravillosa oportunidad para vivir y difundir a la vez el Carisma Oblato hoy en día».